Hace un par de semanas tuve la suerte de asistir al Congreso de Gestión Humana y el orador principal fue Javier Aguado, español considerado uno de los 10 mejores conferencistas de Europa actualmente. Su libro fue uno de los 5 más vendidos de Management el 2007. Habló sobre la gestión de lo imperfecto. Es decir, como gestionar en el trabajo, en la vida personal, en la familia, en lo social, nuestros temas del día a día que son imperfectos, como salir adelante con ellos.
A continuación les escribo un resumen de las notas que tomé en la conferencia, que me han servido bastante y espero les sirva a ustedes también.
Para gestionar el cambio se necesitan 3 cosas, saber donde estoy, saber donde quiero llegar y saber como hago para llegar. Es el inicio para planificar cualquier estrategia, un método infalible, pero que debe ir acompañado de la otra parte que es la implementación, es decir, no basta con tener todo planificado y las buenas intenciones de cambiar, sino ponerlo en marcha.
Mencionó también que un problema cuando ya no puede dejar de ser problema es un hecho, y ante un hecho es inútil enfadarse. Ante lo irresoluble, las 3 opciones más comunes son:
El enfado: Gente enfadada con la realidad
El pacto: Lo irresoluble ofrece oportunidades. “Son tiempos buenos porque son tiempos malos”, es decir, aprovechar lo que pasa para sacar un bien, hacer “limonada del limón”
Priorizar: Es decir, enfocarse en lo más importante y resolverlo primero. Lo demás probablemente quede sin solución pero tendremos la seguridad que ya resolvimos lo más importante.
Otra recomendación importante que dio es la relacionada a la importancia de la meditación. Meditemos en las noches, y para esto es bueno plantearse cuatro preguntas:
¿Qué hice bien hoy?
¿Qué hice mal hoy?
¿Qué pude hacer mejor?
¿Cómo puedo corregir esto?
Y es que una de las enfermedades que afecta al mundo es la falta de silencio. Necesitamos silencio para meditar que hicimos bien y que hicimos mal. “Piensa lo que quieras, pero piensa”. La gente hoy en día actúa sin pensar, las palabras se le salen, los actos los hace espontáneamente, y por eso hay tantos problemas.
Otra de las recomendaciones es que hay que leer muchísimo, así como también señalar las imperfecciones irresolubles para ver cuales tienen solución.
Habló también sobre la lógica de la familia y la de la empresa:
En la familia utilizamos la gestión del fracaso. Ej. Es tonto pero es mi hijo, igual lo quiero. En la empresa no, en la empresa si es tonto a la calle. En la empresa sólo utilizamos la gestión del triunfo. ¿Por qué?
Otro punto importante es que hay cuatro formas de actuar relacionadas a la eficiencia:
Podemos hacer bien el bien: conseguir los resultados que la empresa propone y tener al personal contento y comprometido.
Podemos hacer Mal el bien: Conseguir resultados pero la gente sin compromiso
Podemos hacer Bien el mal: No lograr resultados pero un gran clima laboral
Podemos hacer Mal el mal: ni resultados ni la gente está contenta.
¿En cuál de éstos nos encontramos nosotros?
Hay que exigirle a la gente. La gente se desanima cuando no es exigida. “Si aprecias a alguien trátalo como lo que es, si lo aprecias más, exígele como lo que quieres que sea”.
Dos de las herramientas que ayudan en este tema son el feedback y el coaching que sirven para detectar nuestras imperfecciones. Los directivos deben ser concientes de que no lo pueden ni lo saben todo. No son supermans.
Con lo irresoluble tenemos que llevarnos bien, hay que pactar, hay que divertirsre. Lo que no debemos es sufrir.
Una de las frases más brillantes del Management las dijo el Rey León: Lo más importante es que cada uno encuentre su lugar en el ciclo de vida.
Para gerenciar personas debemos ver el lado positivo de la gente. “ A mis amigos tuertos los miro de perfil”.
No juguemos a denunciar todo lo que no funciona, por el contrario, aprendamos a gestionar lo imperfecto, a saber llevar las contrariedades del trabajo y de la vida en general con paciencia, sabiendo que todo siempre pasa por algo y es para bien.
Apúntenme en el equipo que sabe facilitar vidas, porque hay dos tipos de personas, las que le facilitan la vida a los demás y las que se las complican.
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