Cuanta vida hemos perdido. Vamos a mil por hora. Tanta prisa por llegar a la meta para luego darnos cuenta que el camino era lo que teníamos que disfrutar. “La meta es el camino”. Parece muy sencillo pero no lo interiorizamos. Planteo dos enfermedades que nos impiden “Vivir” y comparto algunos antídotos que podrían ayudarnos a diseñar una vida más feliz.
EL SINDROME DE LA AGENDA LLENA
No hay nada más “trendy” que no tener tiempo para nada. “Estoy full”, solemos decir para sentirnos importantes. El tiempo libre, hace tiempo que dejó de serlo, porque nos hemos encargado de rellenarlo con “trabajos autoimpuestos”. “Busy is the new stupid”, decía Bill Gates.
Pensando en ello, apliquemos Pareto a nuestra vida: ¿Cuál es el 20% de nuestras actividades que generan el 80% de nuestra felicidad?, ¿Cuál es el 20% de personas que conforman el 80% de nuestra alegría?,¿Nos enfocamos en lo correcto? Es curioso que pensamos que lo más importante es nuestra familia y sin embargo, cada vez pasamos menos horas con ella. Si, lo importante es la calidad, pero no hay calidad sin cantidad. Quizá suframos de una desequilibrada obsesión por ser más “productivos”.
Suelo ponerme una agenda como si el día tuviese 48 horas, y luego me frustro por no cumplirla. El problema no es el tiempo, sino la mala gestión que hago del mismo. ¿Cuánto vale nuestro sueldo? Damos lo que más valoramos, tiempo, por algo que es lo que más pensamos que necesitamos, dinero. Por supuesto que éste es importantísimo, pero si lo perdemos, lo podemos recuperar, si perdemos los mejores momentos, y nunca estamos en la foto, no hay marcha atrás. La fortuna nos hace pagar muy caro lo que creemos que nos ha regalado, por eso, trabajemos las horas que queramos pero blindemos las que no tengan precio.
EL SINDROME DEL ÉXITO A CUALQUIER PRECIO
El problema de la vida es que, cuando te faltan algunas cosas esenciales, acabas buscando refugio en el éxito, decía Jordi Nadal. Y es que a veces confundimos éxito con logro fácil, notoriedad ajena al compromiso y esfuerzo, o con variables que se enfocan más en la apariencia que en la realidad.
Con frecuencia no tenemos claro lo que perseguimos, ni cuáles son los KPIs con los que medimos nuestra vida. Solemos perseguir el éxito de otros, sin tener clara nuestra propia definición. Dicen que la vida es un examen difícil, en el que muchos salen jalados porque tratan de copiar a otros; sin darse cuenta de que cada quien tiene preguntas diferentes.
Pues bien, sin un Norte claro, no hay como planificar ni menos aun priorizar. Y la vida es cuestión de prioridades y las prioridades son cuestión de agenda. “Dime cual es tu agenda y te diré quien eres” decía Santiago Alvarez de Mon. Si queremos cambiar nuestros habitos, pongámosle atención a lo que le ponemos atención. Prioricemos aquello que lo amerita, en el momento indicado. Bajo el cielo hay momentos para trabajar (duro y bien), para disfrutar, para pasarla con la familia y con los amigos, pero todo debe convivir de forma equilibrada. El cambio de atención de una cosa a otra, puede cambiar totalmente nuestro futuro.
En esta vida no hay mal tiempo, hay mala elección de ropa. Nosotros elegimos como vivir. Lo explica mejor Rudyard Kipling:
“No quise dormir sin sueños,
Y elegí la ilusión que me despierta,
Y no la vida vacía de quien no busca nada.
No quise vivir cansado,
Elegí avanzar despacio, durante más tiempo,
Y llegar más lejos,
Habiendo disfrutado del paisaje.
Y hubo mil cosas que no elegí,
Que me llegaron de pronto
Y me transformaron la vida,
Una vida que no esperaba
Y elegí , al menos, como vivirla.
No quise vivir muriendo,
Y elegí la Vida.
Así podré sonreir cuando llegue la muerte,
porque moriré viviendo.”
¿De qué podrías arrepentirte al final de tu viaje? De aquello que no hiciste, de aquello que dejaste para “DESPUÉS”. Y es que… no hay “después”. Porque después el café se enfría, el interés se pierde, los hijos se van, los amigos cambian, el día se vuelve noche y la vida se termina. A vivir, que hoy es tu vida!
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