Pasamos más de la mitad de nuestra vida trabajando, valdría la pena preguntarse cómo ser feliz en nuestro trabajo porque además, la felicidad en el trabajo influye en la felicidad fuera del trabajo.
El mes pasado me invitaron a dar una conferencia en Kellogg y en el foro, conocí a otro de los expositores, Niren Chaundry, CEO de KFC a nivel mundial. Realmente un fuera de serie. Conversábamos sobre que tan decisivo es el sueldo en la felicidad. Me decía que efectivamente es un factor importante el hecho de tener una retribución justa, sin embargo no necesariamente es el disparador principal. Incluso podría ser lo contrario si pensamos que en el mismo sector se está pagando más por hacer lo mismo. Más allá de las gratificaciones, lo más importante en el trabajo y, aquí está la clave, es el compromiso y la satisfacción que nos produce sentir que estamos contribuyendo a algo importante, que ayuda al crecimiento de la empresa y que nos mejora la vida.
Para ser felices en el trabajo podemos comenzar con aceptar la realidad y a los demás tal como son. Conocernos y aceptarnos a nosotros y a nuestros equipos, con sus fortalezas y debilidades.
Tener expectativas realistas y adecuadas sobre el trabajo y quienes nos rodean. En vez de exigir a las circunstancias y a los demás que se amolden a nuestros deseos, aceptarlos tal como son y, a partir de ahí, modificar aquello que se puede mejorar. No hacerlo será una fuente segura de decepción y desmotivación.
La felicidad laboral está en valorar lo que tenemos y no frustrarnos por lo que nos falta. Ojo, con eso no quiero decir que seamos mediocres, para nada, siempre, con las ganas y el esfuerzo de aprender y mejorar. Lo único que vale la pena hacer es lo que haces por otros. Decía un santo de nuestros días: ¨Quieres un secreto para ser feliz? Date y sirve a los demás sin esperar que te lo agradezcan.
Decía Luis Huete de Harvard que la gestión de la felicidad implica necesariamente que vivamos con un propósito en la vida (y por ende en el trabajo) y que disfrutemos de lo que hacemos y hagamos que los que están a cargo nuestro lo disfruten. Quizá el mejor trabajo no es aquel en el que la empresa sea la mejor pagadora, o la más grande o la que más facture, sino en el que las personas tengan la sensación de estar donde quieren estar. Y esto pasa por ganar la cabeza y el corazón de tu equipo de trabajo. Con la cabeza se refiere a que reciban un salario justo y con el corazón a que se les escuche, se les entienda y se les valore.
Cambia el “Odio mi trabajo” por el “Me encanta mi trabajo”. Piénsalo bien, analiza, para que eres bueno, que te encanta hacer y que puedes hacer para que los demás disfruten y mejoren, para luego identificar en qué momento se entrecruzan todos. Después de todo la persona que vivirá de las respuestas de ello, eres tú.
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