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Lecciones para trabajar mejor de un número uno del mundo: Rafa Nadal


La semana pasada leyendo los artículos del Boletín mensual de Wharton, una de las más prestigiosas escuelas de negocio en el mundo, me encontré con este artículo escrito sobre el Rafa Nadal, el mejor tenista del mundo en la actualidad.

Me pareció muy curioso porque uno suele tener la idea de que este tipo de personas son superdotadas que nacieron así y que conseguir ese tipo de logros se les hace fácil porque ya nacieron con ese don especial. Y la verdad es que al leer este artículo que sigue a continuación se darán cuenta de que poco de eso ocurre realmente. La escuela de negocios IESE, se ha encargado de utilizar su figura para analizar la importancia de identificar y gestionar el talento desde la infancia.

Pero, ¿qué puede aprender un trabajador como cualquiera de nosotros de Rafa Nadal? Según el IESE, hay diez lecciones claves:

  1. Talento. Cada persona nace con un talento diferente. La clave está en elegir una profesión que permita desarrollarlo. Si bien el talento está marcado por la genética, es necesario entrenarlo para que aflore con fuerza. Rafa Nadal empezó a jugar al tenis con cinco años, a los siete ganó su primer campeonato, a los doce se proclamó campeón de Europa en su categoría y a los 22 años fue proclamado número uno del mundo.

  2. Carácter. El tenista español es un ejemplo de cómo un carácter fuerte y decidido puede impulsar una carrera hasta la cima. Junto al talento, el carácter es el segundo motor de un tándem invencible.

  3. Aprendizaje. En el deporte y en la empresa, es necesario tener una relación natural con el error y estar dispuesto a emprender. En Nadal, no todo es técnica, sino también control mental e inquietud por aprender constantemente. Hasta desbancar a Federer como número uno del mundo, el español fue derrotado en varias ocasiones por su rival.

  4. Valores. Antes de llegar a ser el número uno, hay que trabajar valores como la humildad para tener raíces sólidas para afrontar el éxito, pero también para saber diferenciar a la persona que está detrás del personaje deportivo y mediático.

  5. Equipo. Un tenista es un ejemplo de un competidor en solitario en la pista, pero siempre cuenta con un equipo que le apoya. El entrenador o el manager ejercen como asesores fuera del terreno de juego, pero una vez que el partido ha comenzado, la responsabilidad recae íntegramente en el tenista, al igual que en el ejecutivo. En la soledad del poder, siempre hay compañía en la sombra.

  6. Mentalidad positiva. Hay deportistas que pierden un partido antes de jugarlo. El secreto radica en ver el problema y convertirlo en oportunidad, aunque para eso, además de perspectiva, también hay que ejercitar la fortaleza mental para dar lo mejor en los momentos más difíciles.

  7. Entorno. El entorno familiar es clave no sólo a la hora de recordar a una estrella mediática quién es y de dónde viene, sino también cuando se está forjando su personalidad.

  8. Coach. Una persona con talento suele ser la última en darse cuenta que lo tiene. La labor del buen coach es identificarlo, seleccionarlo y adiestrarlo correctamente para que éste se desarrolle. En el caso de Nadal, fue su tío Tony quien descubrió el talento del pequeño cuando éste tenía tres años y, al final, se convirtió en el entrenador del número uno del mundo.

  9. Presión. La única forma de soportar la presión de la alta competición es relativizar y saber que hay algo más que ganar una copa.

  10. Colaboradores. El riesgo de un alto ejecutivo o de un deportista de élite es rodearse de gente que sólo dice lo que uno quiere oír.

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