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Pensar si soy o no soy feliz me hace infeliz


Lo sorprendente de este tema es que a veces uno piensa que ya ha escuchado todo, pero los estudios científicos continúan y siguen apareciendo nuevos indicios de como adquirir la felicidad, como gestionarla o como retenerla. A continuación algunos puntos que merecen la pena resaltarlos de varios de los principales referentes a nivel mundial.

 Hace unos días tuve la suerte de participar en un Congreso en el que el orador principal fue Tal Ben Shahar, reconocido mundialmente como el “Gurú de la felicidad”. Tal cuenta con un PHD en Conducta Organizacional  y un Master en Filosofía en Psicología. Enseña el curso más popular de la Universidad de Harvard de los dos últimos años que es Psicología Positiva, la cual depende de las pruebas y los indicadores para poder perdurar en el tiempo. Hasta hace poco, temas como la felicidad eran abordados por una psicología pop. Comúnmente en los seminarios y libros de autoayuda hay mucho entretenimiento pero cero contenido. Hablan de los “tres secretos de éxito” o los “4 caminos para encontrar el amor de tu vida”, pero generalmente son promesas vacías.

Tal define a la felicidad como un sentimiento de satisfacción y significado. Para alcanzarla, necesitamos experiencias placenteras que, a la vez, tengan sentido. Por ejemplo, si una persona se dedica a un trabajo útil, pero que no le produce placer, es seguro que terminará dejándolo. De la misma manera, si tiene un trabajo placentero, pero sin sentido, perderá el interés rápidamente. La felicidad no es algo pasajero sino un conjunto integrado de experiencias.

 En su libro Happier, nos dice que la búsqueda de la felicidad a cualquier modo, puede paradójicamente complicar el asunto.  «Todo el mundo descubre, tarde o temprano, que la felicidad perfecta no es posible, pero pocos hay que se detengan en la consideración opuesta de que lo mismo ocurre con la infelicidad perfecta».

 Al respecto, comenta Santiago Alvarez de Mon en su libro “El mito del líder” que situar la felicidad en términos absolutos, soy o no soy feliz, nos puede hacer muy infelices, sobre todo si tenemos motivos para ser felices.  Mujer maravillosa, hijos de los que sentirse orgulloso, trabajo tan estimulante que a menudo nos hace perder la sensación de trabajo, salud, estabilidad económica… “Si en esas circunstancias un día que no puedo tirar de mi alma, me interrogo a mí mismo sobre la felicidad, y se muestra ausente y olvidadiza, puedo estar en problemas.  Si en cambio entiendo la felicidad como una cuestión de grados, hoy podría saltar hasta el infinito, ayer sonreír era un parto, y acepto su naturaleza evolutiva, seguro que aumentan las posibilidades de que me toque la lotería.  Las alegrías y las penas son un componente inevitable de la aventura de vivir.  Encuentros inolvidable, despedidas desgarradoras, situaciones hilarantes y desternillantes, reuniones tediosas y lentas, risas contagiosas, lágrimas desbordadas, conversaciones empáticas, desencuentros repetitivos, éxitos deslumbrantes, errores clamorosos, jalonan la controvertida y dual trayectoria de nuestras vidas.  Aceptar que hoy me siento triste, que me faltan las fuerzas, que me reconozco limitado y vulnerable, y que pese a todo aspiro a seguir aprendiendo con humildad, paciencia y sentido del humor, puede ser la mejor fórmula para que la felicidad me visite con cierta frecuencia”.

Otro de los puntos sobre este tema es que solemos confundir la felicidad con la cantidad de dinero que tenemos. Grave error, ya que el dinero más allá de cierto nivel (cuando cubre las necesidades básicas) no contribuye a la felicidad.

Santiago decía que cuando tenemos las cosas al alcance de la mano, la mente se vuelve perezosa, se desentiende y se olvida de que la alegría de una fiesta depende más del estímulo de la imaginación que de cosas externas.  Esa es la lección principal que la niñez tiene que enseñar a un adulto.  En esa época, las posesiones del niño son pocas y sin valor, sin embargo, no necesita más para ser feliz.  Para el desafortunado niño que disponga de una cantidad ilimitada de juguetes, el mundo de los juegos queda arruinado.

 Cuando en nuestra escala de objetivos y necesidades el dinero no ocupa el primer lugar, suele aparecerse constantemente como consecuencia de explotar nuestros talentosos, hacer las cosas bien, y mantener el esfuerzo para hacerlas sostenidamente.

 En nuestra vida siempre hay que encontrar y recordar los momentos de felicidad, para saborearlos bien, como si hubieran ocurrido ayer, ya que nos harán falta para los días en los que nos visite la adversidad.

Por último los dejo con los consejos de Tal Ben Shahar para ayudarnos a ser más felices:

        Hagan menos pero bien, no más

       Reduzcan el multitasking, focus!!

       La gente está pasando menos tiempo con sus seres queridos por ser “exitosos”. Pasen tiempo con quienes ustedes quieren

       Haz lo que debes estáte en lo que haces.

       El problema no es el estrés sino la falta de recuperación. No huyan del estrés, ni busquen eliminarlo, por el contrario, aprendan a convivir con él.  Busquen momentos en la semana para relajarse.

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