Cuanto más dinero tienes, más feliz eres, ¿no? Pues no. Según Manel Baucells en un documento publicado recientemente en el Boletín del IESE, (la escuela de negocios No 1 del mundo según ranking 2006 de The Economist) El documento de investigación “Does More Money Buy You More Happiness?” (“¿Con más dinero se puede comprar más felicidad?”) muestra que aun cuando los habitantes de los países ricos son algo más felices que los de los países pobres, en realidad no llegarán a alcanzar tanta felicidad como piensan. Aunque ganen la lotería o reciban un cuantioso aumento de sueldo, se compararán con sus vecinos más ricos y se adaptarán enseguida a los coches caros y las vacaciones en destinos exóticos, lo que reducirá rápidamente su sensación de bienestar. ¿Existe un remedio? Los autores Manel Baucells y Rakesh K. Sarin animan al lector a centrarse más en bienes de primera necesidad, como la comida, dormir o la amistad, y no tanto en caros sustitutos materiales. La alegría y/o la felicidad no dependen de lo que tienes sino de lo que eres. Dicen que lo que se necesita para conseguir la felicidad no es una vida cómoda sino un corazón enamorado, porque finalmente, seremos felices al ver a nuestra esposa, nuestra familia, o nuestra enamorada feliz. La tristeza en muchas ocasiones está muy relacionada con el egoísmo, con la propia contemplación. Hay que procurar fomentar una manera de ser optimista, positiva, alegre, no una alegría subjetiva, falsa, pasajera, sino fruto de la entrega y el esfuerzo por darse a nuestros seres queridos. Las personas que aman piensan más en el otro que en el propio yo. Darse al otro es una buena manera de estar alegre ya que muchos de los motivos de tristeza tienen que ver con la imaginación, los sentimientos de victimismo o con andar comparándose con personal que tienen un mejor nivel socioeconómico. Grandes problemas de la convivencia existen solo en la cabeza y cuando no se es capaz de dominar la imaginación ésta se adueña de la situación. Son malas compañeras de la alegría la dejadez, la desgana, el buscar compensaciones propias, el sentimiento de victima o de incomprendido. Cuanta gente hay que busca la felicidad final en cosas materiales, las fuerzan a darnos algo que no nos pueden dar ya que no son un fin sino un medio para vivir una vida mas digna. Por otro lado, las hay también a las que les interesa mas hacer creer a los demás que son felices que tratar de serlo realmente. Cuando a uno le preguntan sobre que es ser feliz, se equivoca al conjugar el verbo, porque menciona casi por “default” siempre el verbo “tener”, tener dinero, tener salud, tener comodidades y la verdadera felicidad, aquella que no es pasajera, sino que se queda instalada y para siempre, está mas en dar que en tener, la felicidad la da la tranquilidad de conciencia. De allí la importancia de formarla como se debe y de hacer las cosas bien, las cosas que uno debe hacer, no las que le den “ganas” de hacer.
top of page
Archivo
Categorías
bottom of page
Comentarios